Considerada por la mayor parte de la crítica la mejor novela gráfica de la historia, Watchmen, escrita por Alan Moore y dibujada por Dave Gibbons, nos sitúa en la década de los 80, durante la Guerra Fría, en una realidad alternativa en la que los héroes enmascarados, queridos y respetados hace años, han pasado a ser perseguidos y odiados por la gente. Es en esta atmósfera de incertidumbre y peligro ante una guerra nuclear inminente en la que Rorschach, el único héroe en activo y prófugo de la justicia, investiga el asesinato de uno de los héroes retirados, dando lugar a una investigación que, no solo le sobrepasa, sino que es capaz de cambiar el destino del mundo.
He aquí una lista de razones para leer esta obra:
Pocas veces los héroes son tan humanos
Una de las principales ideas de Alan Moore era alejarse de los superhéroes convencionales para mostrar a unos personajes más cercanos y humanos, alejados de los estereotipos clásicos de superhéroes perfectos sin miedos ni dudas. En Watchmen, podemos encontrar personajes con lo que fácilmente podemos identificarnos, ya que constituyen la variedad de personas e intereses que cualquiera de nosotros puede ver en su día a día. No son metahumanos incorruptibles o con un inquebrantable sentido del deber y la justicia, son personas normales (a excepción de uno de ellos) con trabajos normales y los miedos e inquietudes de cualquier ser humano normal. Su característica en común: un día decidieron ponerse una máscara y aparentar ser más de lo que verdaderamente eran.
Criticar a los superhéroes no se llevaba hasta que llegó Alan Moore
A día de hoy, podemos encontrar cualquier obra que satirice y critique un concepto actual, ya sea en clave de comedia o a modo crítica seria. En el caso de los superhéroes, la principal pionera y más recordada sigue siendo Watchmen. Con un guión adulto y alejado del público juvenil, Alan Moore nos sumerge en un mundo donde los héroes no son verdaderamente héroes, sino personas normales que un día se pusieron una máscara y empezaron a arrestar bandidos, llegando incluso a creerse héroes de verdad. Moore nos muestra desde su punto de vista lo que ocurriría si de verdad hubiera héroes enmascarados en las calles de Estados Unidos y cómo reaccionarían, tanto ellos como el resto de las personas, ante los problemas sociales o internacionales de su tiempo, y como no podría ser de otra forma, el resultado dista mucho del que veríamos en un comic de superhéroes convencional.
Doctor Manhattan
El único “superhéroe” al uso de la novela, el Doctor Manhattan es en sí otra de las razones para leer la novela. Tras un accidente de laboratorio, Jon Osterman se convierte en un ser superior con poderes como la teletransportación, la manipulación de la materia o la capacidad de ver el futuro, además de ser prácticamente inmortal e indestructible. Moore nos enseña, a partir de él, su visión de cómo reaccionaría a la larga una persona que ha adquirido tal poder, ahondando en cuestiones como la forma de ver la vida de un ser que cercano a un dios, o la naturaleza humana vista por alguien que apenas se siente humano.
El dibujo de Dave Gibbons
¿Puede un dibujante transmitirte los sentimientos de un personaje casi tanto como un actor en una película? Si eres Dave Gibbons, la respuesta es sí. Gracias a su estilo realista y su técnica, podemos comprobar en cada momento el estado actual de cada personaje solo fijándonos en su expresión facial, su forma de caminar o el lenguaje corporal en general, con los que consigue plasmar a la perfección la personalidad y estados de ánimo de cada uno de los personajes.
La estructura de la novela
En un curioso a la par que perfeccionista ejercicio de composición de viñetas único que fue elogiado a la salida del comic, Moore y Gibbons hicieron de la estructura de Watchmen algo más que añadir en su lista de virtudes. Su esquema de 9 paneles por página o combinaciones de estos, imperturbable durante toda la novela, dan lugar a un ejercicio casi arquitectónico de composición. Además, su estilo de narración, que combina actos del presente con sucesos del pasado, narraciones y reflexiones de otros personajes e historias alegóricas, combinado con la composición de las viñetas conforman una obra con una narrativa y estructuras únicas que la desmarcaron del resto.
Nunca un cómic nos ha hecho reflexionar tanto
Ante todo, Watchmen nos brinda, camuflado en una genialmente contada historia, un ensayo sobre como sería el mundo si un día un grupo de personas salieran a la calle disfrazadas a capturar bandidos y detener atracos. Desde las repercusiones a largo plazo sobre estas personas, hasta su imagen en la opinión pública, pasando por sus reacciones en todos los conflictos sociales de la época. ¿Qué está bien y que está mal? ¿Héroes o justicieros? ¿Quién vigila a los vigilantes? Todas estas cuestiones son abordadas por Moore en la novela.
Stan Lee reconoció que le encantaba
Tal fue la fama y el reconocimiento de Watchmen a nivel mundial, que incluso el principal creador de Marvel Comics (casa de comics rival de DC, publicadora de Watchmen), el legendario Stan Lee (creador de personajes como Hulk, Iron Man, Capitán América, Vengadores o X-Men, entre muchos otros), ha reconocido que Watchmen es su cómic favorito no publicado por Marvel, algo que, viniendo del principal creador de la casa de cómics rival, es casi una invitación directa para leerlo.
Una vez no es suficiente
La abundancia de detalles y referencias, la complejidad de la historia, sus icónicos a la par que desarrollados personajes, los entretenidos momentos que brinda su lectura y, en resumen, todo lo que hace de Watchmen una obra única, harán que no puedas leerla solo una vez sin que sientas que te has dejado algo.
«Quizás el mundo no está creado. Quizás nada lo esté. Quizás todo lo que ha sido, es y será siempre un reloj sin artífice.» Dr. Manhattan