En la vida hay momentos que trascienden, recuerdas lo que hacías cuando mataron a Miguel Ángel Blanco, cuando viste estrellarse el segundo avión en las Torres Gemelas, mientras Matías Prats informaba del primer ataque, a quien te abrazaste en el momento en que toda España empujó el pie de Iniesta en Sudáfrica o -para los más pimentoneros- quien fue la primera persona en que pensaste al ver volar el golpeo de Ganet en Alicante.
En la música también pasa, todos los que lo vivimos recordamos aquel concierto bajo la lluvia de Lori Meyers en un BUM, ver a Damon Albarn o a Morrisey en el SOS… La vida son pequeñas estampas que quedan señaladas en nuestro pequeño álbum de recuerdos, y -a ese libreto de fotografías- muchos añadimos el viernes por la noche el (ponga el calificativo que le parezca que se quedará corto) mayestático concierto del Cuartel de Artillería, sobre el escenario un poeta soberbio que ha reunido una hornada de enormes maestros musicales capaces de hacer levitar a un público llevado al éxtasis por momentos.
La selección de las canciones -de un artista con más de 30 años de trayectoria- es una tarea en la que un intérprete se juega gran parte de su crédito, has de contentar a todos los que te siguen, los noveles enganchados en tu última etapa o los que te han acompañado desde el amanecer de tu carrera. En el caso de Robe era necesario navegar entre unos himnos, que forman parte de la banda sonora de muchas vidas, con una carrera en solitario marcada por el valor, por el riesgo, por la libertad, por llevar adelante lo deseado, sin dejarse influenciar por modas o reglas de la industria. Su Mayeútica es un canto a la independencia, un disco alejado de las radiofórmulas, imposible para los programas musicales, pensado para ser degustado en soledad o ser disfrutado en vivo. Eso fue lo que sucedió el viernes, gozo sin fin en ese tramo del concierto.
Empezó el concierto (y toda la gira) con un trío de canciones de su etapa en solitario:
Del Tiempo Perdido
Por Encima del Bien y del Mal
Por Ser un Pervertido
Las siguientes canciones han ido variando en los distintos conciertos que el extremeño ha ido celebrando por toda la piel de toro. En este segundo bloque alterna canciones de sus dos etapas.
La Canción más Triste
Si te vas (primer tema de Extremoduro del concierto y gran éstasis)
A la orilla del río (nueva canción)
Buscando la luna (Ext)
Camino de las utopías (Ext)
Segundo movimiento: Lo de fuera
Inelegible
Aquí Robe hizo un receso necesario por las emociones vividas.
Aproximadamente media hora tardó en volver a salir, una larga espera para la más de una hora que aún nos esperaba por latir.
Este segundo bloque se componía de dos partes, el primero de ello consistía en la interpretación completa del sublime Mayeútica, un deleite al paladar de cualquier gourmet melomaniaco. Es difícil transmitir con palabras lo que se siente al recrearse en la majestuosa glosa que sobre el escenario nos obsequian los maestros que acompañan a Iniesta. Desde el excelso Lorenzo González (coros), Woody Amores (Guitarra), David Leman (Bajo), Albert Fuentes (Batería), Carlitos Pérez (Violín), Álvaro Rodríguez Barroso (teclados). Un disco donde tanto el violín como los coros cobran importancia capital, de ahí lo clave de unos músicos capaces de ejecutar los mayores con sus instrumentos.
Mayeútica
Interludio
Primer Movimiento: Después de la Catarsis
Segundo Movimiento: De Filosofía
Tercer Movimiento: Un Instante de Luz
Cuarto Movimiento: Yo no soy el Dueño de mis Emociones
Coda Feliz
Tras este deleite salieron al escenario para el bis final, tres canciones de Extremoduro que en esta gira siempre finalizan con Ama, Ama, Ama y ensancha el alma
Jesucristo García
Puta
Ama, Ama, Ama y ensancha el alma.
En definitiva, un concierto tan brutal que es difícil describirlo con palabras. Ojalá pronto podamos volver a disfrutar de algo tan gratificante como ver a Robe y sus músicos sobre un escenario.
Aquí el setlist del concierto para volver a disfrutarlo (sin A la orilla del Río aún no disponible).