Beatriz Almela

En febrero de este año comenzaron a llegar en diferentes mensualidades la cinematografía de Studio Ghibli a Netflix, hasta que en abril ya se pudo disfrutar del catálogo completo de 21 películas que ofrece la productora. No es de extrañar que este hecho haya protagonizado un pequeño impulso para su reconocimiento y, a día de hoy, son muchas las personas que se deleitan en estas joyas de la animación japonesa.

En el plano del análisis crítico y literario, las películas de Studio Ghibli han demostrado ser una fuente de inspiración bastante prolífica, y diversos autores, como Álvaro López Martín o Anna Junyent, aportan su grano de arena a la profundización de este universo. Así pues, estos resaltan puntos tan importantes como el significado del casi permanente protagonismo y presencia femenina dentro de las diversas tramas cinematográficas, o la aguda crítica social detrás del curioso viaje de Chihiro.

Sin más dilación, os recomendamos cinco películas para que podáis disfrutar en estos días que se presentan algo más fresquitos y, quizás para muchos, inviten a una pequeña sesión de cine. No obstante, para el infortunio de algunos murcianos, nos tememos que lo de “sofá y manta” se seguirá demorando un poco más.

El castillo ambulante (2004)

Acompañada por una de las más bellas y conocidas piezas de Joe Hisaishi, esta película acaba siendo toda una oda a la lealtad, el pacifismo y la aceptación personal de diversos personajes. Su perspectiva, ya sea de manera temporal o permanente, se desvía de lo convencional para aterrizar en todo un andamio surrealista capaz de salvaguardar muchos de los aspectos que nos definen como seres humanos.

Porco Rosso (1992)

Con varios guiños al cine clásico hollywoodense, un instruido piloto militar italiano a bordo de un hidroavión desempeña una labor de cazarrecompensas bajo la apariencia de un cerdo. El filme, producido a principios de los 90, termina siendo inevitablemente tintado por el enfrentamiento bélico yugoslavo del momento y acaba, de alguna manera, recrudeciendo su mensaje en contra del totalitarismo.

El recuerdo de Marnie (2014)

Para deleitarte en cada fotograma. Algunas veces, la soledad o la sensación de disrupción dentro de nuestra trayectoria individual son elementos bastante propensos a la formación de un caldo de cultivo en el que, de forma inesperada, pueden surgir las conexiones más extrañas. Esta película, con dos jóvenes como protagonistas, representa otro canto a la amistad dentro un espacio temporal algo peculiar. Y hasta aquí podemos leer…

Mi vecino Totoro (1988)

La más antigua de nuestra selección y con reminiscencias literarias a cuentos como Alicia en el país de las maravillas capaces de dar pase directo al simbólico mundo de la imaginación. Cuenta con una representación bastante enraizada de la creencia popular japonesa en torno al espíritu de la naturaleza. Este se ve en ocasiones retratado a través de hipnóticos momentos inundados en silencio que, de alguna forma, lanzan un llamado a la sensibilidad del espectador.

El viaje de Chihiro (2001)

El peso simbólico de este filme es monumental. Estamos quizás ante la producción que más referencias presenta en torno a la tradición japonesa aunque, lejos de ser su único círculo de actuación, la profunda crítica social y análisis humano que en ella prevalece es común a todo el globo. Acompañando la estructura del monomito, Chihiro accede a un mundo donde la representación del trabajo, el egoísmo, la corrupción, el crecimiento personal, la adaptación o el infantilismo están encarnados en seres de lo más pintorescos.

https://www.youtube.com/watch?v=4RbBRkrZ01M