Los Oscars gozan de un merecido prestigio, pero también de haber surgido a lo largo de su historia grandes dudas y polémicas. Aquí os presentamos algunas, que son tan discutibles e interpretables como cualquier otras.
Los Oscars de 1939 fueron una de las hornadas de mayor nivel que se recuerdan, a la gran triunfadora “Lo que el viento se llevó” se sumaban películas como “El Mago de Oz”, “La diligencia”, “Caballero sin espada”, “Beau Geste”, “Ninotchka”, “Cumbres borrascosas” o “Amarga victoria”. El premio al mejor actor parecía encaminado a honrar la genial composición que Clark Gable realiza de Rhett Butler, con grandes actores como Laurence Olivier por Cumbres borrascosas o James Stewart por “Caballero sin espada”, el oscar fue finalmente para Robert Donat que –si bien hace una gran actuación en “Adiós, Mr. Chips”– queda muy lejos de la trascendencia cinematográfica del ínclito melodrama sureño.
En los premios de 1942 un correcto Paul Lukas por “Watch on the Rhine” “robó” a Humphrey Bogart un premio que parecía preconcedido, incluso durante la ceremonia el bueno de Bogart se levantó a recogerlo sin apreciar que no había ganado, parece que la academia no valoró el magnífico “Rick” de Casablanca. La historia ha puesto cada uno en su sitio.
La cosecha de 1952 también fue para recordar, “Solo ante el peligro”, “El hombre tranquilo”, “Cautivos del Mal” o “Cantando bajo la lluvia” –estas dos últimas ni nominadas a mejor película- claudicaron ante una correctísima pero muy menor “El mayor espectáculo del mundo” de Cecil B. de Mille. Es de suponer que al magno musical de Gene Kelly y Stanley Donen le pesó el éxito de “Un americano en Paris” el año anterior. Es difícil que hoy se repitiera ese resultado y que el homenaje al Hollywood de los 20 se volviese a ir de vacío.
En 1974 la actuación de Art Carney en “Harry y Tonto” dejó sin la estatuilla del Tío Oscar a 4 ilustres interpretaciones. Albert Finney en “Asesinato en el Orient Express”, Dustin Hoffman por “Lenny”, Jack Nicholson con “Chinatown” y Al Pacino en “El Padrino II”.
Han pasado ya muchos años y aún resulta difícil de entender que en 1980, películas como “Toro Salvaje”, “El imperio contraataca” o “El hombre elefante” hincaran la rodilla ante “Gente corriente”, drama familiar a día de hoy perfectamente olvidado.
Esta vez voy a ser muy polémico, lo reconozco. 1997 fue el año de Titanic logrando un merecidísimo Oscar al mejor director, pero un inmerecido Oscar a mejor película frente a grandes obras como “Mejor…Imposible”, “L.A Confidencial”, o “Full Monty”. Para mí es esencial que una gran película cuente con un buen guión, Titanic es una magna obra pirotécnica, pero su historia es propia de un telefilme de A3 un sábado por la tarde.