El WAM tuvo su cenit el viernes y sábado con una programación en el recinto ferial plagada de propuestas de nivel.

El análisis tiene que ser ver lo positivo, pero sin obviar los puntos negros que –como es lógico- hubo. Nos quitaremos lo negativo rápidamente pues –para un evento organizado con tanta precipitación- no hay tantos agujeros como se podría esperar. La planificación de horarios de las bandas fue francamente mejorable. Aquí volvemos a chocar con la cruda realidad del corto espacio de tiempo que Producciones Baltimore dispusieron para la confección del cartel, no es lo mismo ir al mercado en septiembre cuando tienes 50 bandas para elegir, pudiendo optar por la que se adapte a tus condiciones, que ir en marzo cuando hay 4 con sus managers con exigencias que antes nunca hubieras necesitado admitir. Bandas en horarios no acordes con su categoría como Sidonie o Enemigos, grupos que no tuvieron alternativa como Fangoria o la brevedad de muchas de las actuaciones en que la mayoría no llego a una hora de duración.

No quiero olvidar la ubicación de la Avda de la Libertad en los conciertos matinales, realmente el que eligiera esa localización tuvo un muy mal día, todo el que conozca un poco la ciudad de Murcia sabe que un domingo por la mañana en esa plaza no hay nada abierto, nadie va a estar horas esperando sin poder hidratarse. Mucho más concurridos fueron los conciertos en la Universidad, la espera entre actuaciones podía haber sido amenizada por djs pues el público se enfriaba –es una forma de hablar con el sol que disfrutábamos- y en muchos casos optaba por irse. Espero que la organización tenga en cuenta a las bandas del domingo en Libertad y el año que viene les permita repetir en un escenario con opciones de mostrar el trabajo realizado.

Por lo demás, típicas quejas de baños, zona vip o los desgraciadamente habituales robos en lugares de gran aglomeración pero de esto poca culpa tienen los organizadores. Pocos fallos, errores o pequeños defectos para una productora que se ha sacado un macro festival en solo 2 meses.

Lo positivo: triunfó la música. El WAM siempre podrá presumir que –siendo un festival predominantemente Indie- la banda que tuvo el honor de abrir la batalla de decibelios de la historia del festival fueron Los Enemigos, leyenda del Rock Urbano con Josele Santiago a la cabeza. El escenario Thurder Bitch era la localización elegida y hasta las 6 de la mañana fueron alternándose las bandas top en este y en el Estrella de Levante. El Punta Este se reservó para emergentes y delicatesen.

Hablar de triunfadores siempre es complicado porque influyen mucho los gustos. Fangoria congregó a una de las mayores afluencias de todo el evento, pero al que no le guste la música precocinada acabaría por aburrirse, la que fuera princesa del Punk ha pasado a ser una vedette con un repertorio que viaja entre éxitos del siglo pasado y del actual. Todo adornado con coreografías que incitan al público a bailar. Los seguidores disfrutaron de lo lindo, pero no creo que captara ningún nuevo fiel. Editors estuvo mucho mejor que cuando visitó el SOS hace unos años, de lo mejor de la noche. Belako siguen su imparable carrera, problemas logísticos los ubicó en un horario -que a lo mejor su aún novel caché no merece al estar por delante de bandas consolidadas como Sidonie o Niños Mutantes– prime time y el público, posiblemente el de menor edad media del festival, acabó totalmente rendido a los vascos. White Lies y Niños Mutantes correctos, los granainos tienen en su haber un buen puñado de hits y los van sacando de la manga para goce y disfrute de sus incondicionales.

Ojete Calor es el caso más flagrante de desinhibición que podemos encontrarnos, no saben cantar, las canciones son absurdas, versionan temas que te daría vergüenza que alguien descubriera que te sabes… Y te lo pasas como un enano, ‘Bailar pegados es bailar, igual que baila el mar… Con los delfines.” Desde ese momento hasta un final con Mecano, todo es orgullo friki y diversión. Abstenerse puristas y estudiantes de solfeo.  Magicians consiguió algo que cuento aquí porque supongo que nadie llegará hasta este párrafo y ya os habréis aburrido… Yo, bailé. Han pasado décadas orgulloso de no haber fumado ni bailado y este tipo me jorobó la mitad de la estadística.

Dejo para el final del viernes dos bandas, dos americanos que dan título a la crónica. Future Islands fueron lo mejor de la noche y probablemente del festival. La banda de Baltimore –según parece su localidad natal es Greenville pero están afincados en la ciudad del estado de  Maryland- sacaron toda su artillería con un majestuoso Samuel T. Herring que demostró ser un frontman excepcional.  Su actuación entra por méritos propios en los mejores directos vividos en el recinto ferial, a la altura de aquella de The National, que son palabras mayores.

Por otro lado Future Thieves llegaban de uno de esos lugares donde la música se respira en cada esquina; Nashville. Su concierto fue un completo repertorio de buen gusto musical, con largos soliloquios instrumentales donde la batería marcaba un ritmo que las guitarras gustaban de potenciar, estilo ochentero y un público que los eligió pese a la presencia de Belako en el escenario grande. Fueron de lo mejor del viernes. Por supuesto dejando fuera a los murcianos y la segunda jornada de los que hablaremos próximamente.

 

El WAM nos hizo ese guiño, el ‘Future’ es suyo y pinta muy bien. We are Murcia, Wam is the future.

 

Foto. Fernando Crêgo